viernes, 13 de septiembre de 2013

Empatizando con mi alrededor

Unas de las cosas que nos caracteriza a los TOC, es que estamos muy centrados en nosotros mismos (lo que nos puede pasar, lo que podemos perder, etc etc....) y muchas veces nos olvidamos de todo lo que tenemos...

Una de las claves que comento siempre es lo importante que es desviar el foco de atención hacia fuera....y una de las formas más generosas es empatizando con la gente que nos rodea, ir un poco más allá del trato superficial y profundizar en la situación general por la que atraviesan, seguro que descubriremos que tras la alegría aparente de algunos, la inexpresividad de otros o el comportamiento defensivo de muchos,  muchas veces existen historias de fortaleza y lecciones de vida...

Hacer esto nos ayudará a cultivar la aptitud de la comprensión y la empatía, nos sacará también de nuestro caparazón de miedos y preocupaciones...y nos hará conscientes de lo valiosas que son las personas que nos rodean....

El experimento (Cuento del libro 20 pasos adelante de Jorge Bucay)


“La maestra entró en clase, con una sonrisa muy particular. 
- Hoy no vamos a hablar de leyes ni de instituciones políticas. Hoy vamos a empezar un experimento, si me ayudan.

-He traído estas cintas azules… Son simples trozos de cinta raso, pero nosotros vamos a decidir que cada una de ellas lleva un mensaje oculto, algo que yo tengo para decirle hoy a cada uno.

Y escribió con gis en el pizarrón: “Eres importante para mi”.

-Voy a pedirles que salgan al jardín y me dejen que les ponga esta cinta, porque cada uno de ustedes, ha sido y sigue siendo ahora, importante para mí.
Entre sorprendidos y divertidos toda la clase quedó galardonada con las cintas azules.

-Gracias a todos por este año de trabajo, pero ahora vamos a practicar el experimento. Voy a darles a cada uno tres cintas azules para que se las lleven, cuando lleguen a su casa, se sientan un momentito a pensar quien es importante para ustedes. Cuando decidan quien es la persona, se sientan frente a ella, le ponen la cinta y le dicen porqué es importante y le entregan las otras dos cintas para que continúe con el experimento.

Hacía tres años que Juan Manuel vivía en la ciudad y todas las personas importantes en su vida se habían quedado en su pueblo natal, sus únicos amigos eran sus compañeros de la escuela. Por la noche se acostó pensando quien era importante para el y recordó que cada mañana, en la estación se encontraba en el andén con una joven ejecutiva que viajaba a la misma hora y bajaba una estación antes que él. Nunca habían tenido una conversación pero se saludaban con una sonrisa y un “Hola que tal”.

Juan Manuel se dio cuenta de que la joven, de la cual ni siquiera sabía el nombre, era la primera persona con la que hablaba cada mañana. Se dio cuenta de que diferentes serían las mañanas si no se la volviera a encontrar y decidió que le entregaría una de las cintas azules. 

La plática de la joven con Juan Manuel la entretuvo y llegó tarde a su trabajo, su jefe, el Señor García le llamó la atención. En ese momento se dio cuenta de que ese hombre obsesivo y gritón era importante para ella pues había aprendido tanto de el y nunca se lo había hecho saber. La cinta azul era una buena excusa.

El la escucho atentamente y aunque con alguna resistencia recibió la cinta azul y le agradeció el haber sido elegido para ella.

-Ahora hay que terminar este experimento Sr. García, —le dijo mientras le daba una cinta igual—; tiene que elegir una persona que sea importante para usted y darle esta cinta.

El empresario no tuvo duda de a quien pertenecía esa cinta. ¿Cuanto hacía que no le decía a su hijo Santiago cuánto lo quería, lo importante que era para él?

Esta vez salió de la oficina temprano, su esposa no podía creer tenerlo en la casa a esa hora.

-¿Te encuentras bien querido? —preguntó preocupada.

-Si —dijo el hombre—, ¿dónde esta Santiago?

-En su cuarto como siempre… ¿Pasa algo?
Sin contestar subió las escaleras y toco en la puerta de la habitación de su hijo.

-¿Quién es? —pregunto el muchacho..

-soy yo…, papá. ¿Puedo entrar?

-Que he hecho ahora?

-Nada hijo… No has hecho nada. Nada malo.

Entonces le contó lo del encuentro con su empleada, le explicó el experimento de la maestra y luego le puso la cinta azul mientas le decía: -Quiero que sepas que eres muy importante para mí.

Santiago se quedó paralizado, ni siquiera pudo contestar al abrazo que su padre le dio con inusual efusividad. Y empezó a llorar..

-Perdóname papá… Perdóname.

-No me pidas perdón, hijo. Soy yo el que debería pedirte que me disculpes por mi ausencia en todos estos años.

-Es que pensaba terminar con mi vida esta noche, porque creía que no le importaba a nadie.

El señor García sacó de su bolsillo un pañuelo, secó con él las lágrimas de su hijo y luego lo puso sobre la nariz del muchacho.

-Sopla —dijo el señor García.

Y ambos rieron juntos como hacía tiempo no sucedía.

De alguna manera nada sería lo mismo entre ellos. Todo empezaba otra vez, pero esa vez posiblemente para llegar a un lugar mejor.”


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